ACCIÓN CONSCIENTE ANTE ACTIVISMO RADICAL

“Una parte importante del activismo se encuentra integrado por individuos que usan esos ideales como medio para expresar una gran FRUSTRACIÓN INTERNA. Están en contra del “sistema”, y en ocasiones su particular visión del mundo alcanza cotas propias del fundamentalismo más sectario.

Los alternativos, los desertores, los incorformistas, y todos los anti-algo estamos muy acostumbrados a criticar y denunciar numerosos aspectos del sistema y …

…POCO HABITUADOS A HACERNOS AUTOCRÍTICA

 “No puedo decir más que el activismo puro y duro tarde o temprano será sustituido por acciones más CONSCIENTES Y COMPASIVAS”

Gunther Emde

 

Este artículo es de una persona poco convencional pero enormemente lúcida. Gunther Emde. Su vocación más profunda consiste en promover  el Silencio Interior en toda persona que sienta la profunda necesidad de un cambio en su vida.

En su intensa biografía, aparecen muchas noches oscuras del alma, años como vagabundo y paria social, crisis existenciales, experiencias transpersonales y la firme decisión de trascender los duros momentos y llevar una vida digna con la que poder ayudar a los demás. En sus propias palabras:

Un radical proceso en mi conciencia me expulsó de los refugios culturales de este mundo. Tras pasar algunos años deambulando como un vagabundo por los parques de Barcelona, y aturdido por experiencias internas difícilmente encajables dentro de la racionalidad, me descubrí gozosamente  perdido en el desierto del no saber.

He comprobado que todo lo que surge desde un cierto silencio contiene un poder real que ayuda a transformar no sólo la propia vida sino también la de los demás.”

 Gunther Emde comparte una reflexión sobre la radicalidad en algunos aspectos del activismo actual y la incoherencia con el sentir interno.

Él ha vivido ese síndrome porque tuvo una época de “naturalista apasionado y gimnasta entregado en la que buscó la paz en dietas de frutas, en la meditación y en el yoga, alcanzando cotas de ascetismo cruel, y llegó a convertirse en un adepto a la Nueva Era“.

Lo superó, entendió, aceptó, se perdonó y desde esa paz interna, decidió aportar su granito de arena para cambiar el mundo. Y este es el artículo en el que nos invita a reflexionar sobre nuestro papel y nuestra historia particular:

 ¿ACTIVISMO O ACCIÓN CONSCIENTE?

Por primera vez en la Historia, se comprueba que una aproximación meramente intelectual a la realidad crea unos efectos colaterales tan graves que ponen en riesgo la continuidad misma de la biosfera.

El activismo constituye, pues, una reacción normal al raciocinio puro y duro. La respuesta de los activistas es muy amplia: activismo medioambiental, médicos que se desvían de la ortodoxia, economistas que fundan bancos ecorresponsables, agricultores que abandonan los pesticidas, mamás y papás que no vacunan a sus hijos, entre otros muchos. Un grupo heterogéneo donde los haya, y que suele proclamar sus ideales de una forma relativamente pacífica.

Sin embargo, una parte importante del activismo se encuentra integrado por individuos que usan esos ideales como medio para expresar una gran frustración interna. Están en contra del “sistema”, y en ocasiones su particular visión del mundo alcanza cotas propias del fundamentalismo más sectario.

Este artículo va dirigido a este grupo en particular, aunque su lectura es recomendable para todo el mundo, pues expresa características propias de la condición humana en general.

Puesto que cada comprensión tiene su tiempo, no puede forzarse nada. Por tanto, no puedo decir más que el activismo puro y duro tarde o temprano será sustituido por acciones más conscientes y compasivas. Quizás explicar la experiencia personal de un activista pueda ayudar.

Esta experiencia me ocurrió hace quince años, y deseo compartirla con vosotros. Yo no alcancé la perfección en nada, todos mis ideales fracasaron, y fue precisamente eso lo que me catapultó hacia un lugar extraordinario. Este es el resumen de mi periplo a través del universo Nueva Era.

Me sentía dueño de una nueva verdad, y pretendía alcanzar la pureza negando todo aquello que yo calificaba como malo. Mi lucha fue extrema, pero finalmente lo que descubrí no me hizo precisamente feliz.

DESCUBRÍ QUE EL SISTEMA ERA YO.

Yo albergaba en mi alma al ejecutivo agresivo, yo sentía odio y también envidia, tenía amor al dinero y salivaba ante un plato de carne. Así que no pude hacer otra cosa que hundirme en la dolorosa comprensión de que no podía escapar de mí mismo.

Ahí estaba el ayunador que aconsejaba la frugalidad con cierto desdén de superioridad, pero corriendo a la nevera por las noches para atiborrarse de dulces. Ahí estaba el meditador intachable visualizando ondas de amor infinito, pero inflamándose de ira ante una mirada torcida. Ahí estaba el activista que denigraba a los bancos, a los señores con corbata y al maltrato animal, pero que usaba una tarjeta de crédito, pasaba horas ante la pantalla de su ordenador y comía carne a escondidas.

¿Sabéis en qué consistió mi ascesis esta vez? En no escapar de la realidad, de lo que yo era. ¡Dios mío qué compleja y terrible es esa mortificación! Ninguno de mis antiguos compañeros podría soportarla ni por un minuto, de hecho ellos estaban escapando de algo tan devastador con todas sus fuerzas. Este usar toda la energía en algo, el aplicar la voluntad con firmeza, no es más que un escape. Nada bueno puede salir de aquello que se mantiene a la fuerza. Ese fue mi descubrimiento.

“¡Qué horrible es la lucidez! ¡De eso huimos precisamente! No escapamos de la oscuridad, escapamos de la luz, pues ella es la que nos hace ver con claridad toda la basura que albergamos. La cultura, esas cabañas donde corremos a guarecernos, no son más que antros de oscuridad con una débil lamparita a la que llamamos “vegetarianismo”, por ejemplo, y a esa minucia entregamos toda nuestra energía, y toda nuestra voluntad, y así no nos quedan fuerzas para simplemente salir de la cabaña y ser heridos por esa luz terrible que nos muestra la realidad tal cual es: ¡que no somos sólo vegetarianos!”

Así que se trata de cocerse totalmente en ese fuego de la conciencia, en esa luz, en esa percepción lúcida de lo que es uno realmente. Entonces ocurre el milagro. La angustia existencial se desvanece, la noción clásica de “persona” desaparece y uno nace, literalmente, de nuevo.

Uno ya no se engaña a sí mismo, ya que se sabe compuesto de diferentes niveles de conciencia, y sabe que cada uno demanda su propio alimento. Por lo general estoy identificado con niveles que piden vegetales, por ejemplo, pero de vez en cuando mi nivel de conciencia baja lo suficiente como para notar la demanda de carne, y entonces hay una lucha entre esos diferentes niveles, pero yo conozco esa lucha, ya no estoy identificado con ella.

Atiendo a cada nivel según el momento y de forma automática, en una especie de compromiso que sin duda escandalizaría a cualquier buscador de la pureza. Entonces la energía ya no se gasta en financiar ninguna clase de mentira, pues la honestidad es completa. Y cuando la fuerza no se gasta, cuando la voluntad ha muerto, la energía puede entonces reorganizarse espontáneamente en el siguiente estadio, el nivel psíquico, el primer nivel auténticamente trascendente, donde la meditación aparece de forma natural, y donde un nuevo universo de sensaciones, conceptos y fenómenos conforman una nueva vida”

* * * *

Cuando uno no acepta las propias imperfecciones como padre,
y es incapaz de ser cercano y amoroso, entonces aparece el paternalista.

Cuando uno no puede asumir su propia violencia,
y sabe que en el fondo no puede ser pacífico, nace el pacifista.

Cuando uno no posee la inteligencia y la humildad
de un científico ecólogo, nace el ecologista.

Cuando uno no sabe ser activo, es decir una persona normal
y corriente que acepta su imperfección, entonces nace el activista.

* * * *

Cada piedra lanzada a una sucursal bancaria
es una lágrima que no ha sido llorada.

 Activista, siéntate en una silla y contempla tu interior. Llora primero todo el daño que ya no recuerdas.Y entonces, con el alma renovada, sal y ..

…CAMBIA EL MUNDO.

No sentirás la necesidad de hacer nada especialmente notorio. De hecho, podrás hacer lo que consideres conveniente en cada momento.

Tu “NO” al sistema será suave y atento, pleno de conciencia.
Y por ello, será un “no” imposible de resistir.

Gunther Emde

Artículo extraído de  “El Blog Alternativo

AlfonS

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